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¿Qué leemos en CODESPA?

mujer leyendo filipinas

Cada 23 de abril celebramos el Día del Libro, una fecha especial que conmemora la muerte de Cervantes y Shakespeare en 1616, y que desde 1995 rinde homenaje al libro, a sus autores y a su papel en el progreso social y cultural (*).

 

Desde CODESPA queremos unirnos a esta celebración, compartiendo las lecturas que han dejado huella en algunas de las personas que formamos parte de esta organización. Libros que nos inspiran en nuestro trabajo, nos ayudan a entender mejor la complejidad del mundo y nos conectan con las realidades que enfrentamos en los 14 países en los que trabajamos.

En cada rincón donde estamos presentes, desde Angola hasta Guatemala, los desafíos son diferentes, pero nos une una misma misión: llevar a las personas de la pobreza a la prosperidad creando oportunidades de empleo y emprendimiento. Y también nos une la lectura, que nos acompaña, nos forma y nos empuja a seguir soñando con un mundo más justo.

 

Nuestro director general, José Ignacio González-Aller, nos recomienda Mi planta de naranja lima, de José Mauro de Vasconcelos. A través de los ojos de un niño en un barrio pobre de Brasil, esta novela nos habla de cómo la imaginación, la ternura y la alegría pueden florecer incluso en la adversidad. Un libro muy en sintonía con nuestro trabajo en zonas rurales, donde a pesar de las dificultades, las personas encuentran caminos para salir adelante.

mi planta naranja lima

 

Elena Martínez, subdirectora general, ha elegido Una educación, de Tara Westover. Esta autobiografía nos recuerda que la educación es una puerta hacia la libertad. Algo que vivimos en cada programa formativo que impulsamos, por ejemplo, en Filipinas, donde productores de algas mejoran sus oportunidades gracias a la formación y el acceso al mercado.

Adnane Laakel, quien lidera CODESPA Marruecos, nos recomienda El pan desnudo, de Mohamed Choukri. Un testimonio crudo y conmovedor sobre la infancia en pobreza extrema, que resuena con las historias de tantas personas migrantes o jóvenes con las que trabajamos en Tánger o Tetuán, y que nos inspira a seguir apostando por la dignidad y el conocimiento.

Nuestra directora financiera, Susana Rubio, comparte dos libros que, desde diferentes ángulos, nos hablan del valor humano: El olvido que seremos, de Héctor Abad Faciolince, y Matar un ruiseñor, de Harper Lee. Ambos retratan la figura de hombres íntegros y comprometidos con la justicia, algo que también buscamos reflejar en nuestra manera de trabajar: con honestidad y cercanía.

El hombre en busca de sentido, de Viktor Frankl, es un libro que no podía faltar. Lo escoge Blanca Calleja, responsable de proyectos para Ecuador, Niacaragua, Guatemala y Filipinas. En nuestros proyectos de bioemprendimiento y turismo sostenible, vemos cómo las personas, incluso en los contextos más duros, encuentran razones para seguir luchando y transformando su entorno.

el hombre en busca de sentido

 

Diana Borrero, representante de CODESPA Caribe, se ha decantado por un clásico: Lo que el viento se llevó, de Margaret Mitchell. A través de la historia de Scarlett O’Hara, nos habla de resiliencia y de cómo reconstruirse tras una crisis. Algo que acompaña muchas de nuestras iniciativas en República Dominicana, donde las comunidades se reinventan frente a la pobreza o los desastres naturales.

En Angola, Baptista Pedro, responsable de país, nos recomienda Vida em sintropia, de Dayana Andrade y Felipe Pasini. Un libro que fusiona filosofía y agricultura, y que nos recuerda cómo la naturaleza enseña a convivir en sistemas resilientes. Precisamente lo que buscamos en las cooperativas agrícolas que apoyamos en el sur de Angola.

Desde Guatemala, Vanessa Mazariegos, elige Vendo mi caja, me quiero morir, de Haroldo Sánchez. Una mirada íntima al tejido social guatemalteco tras la firma de la paz, con la historia de una mujer centenaria como eje. Una lectura que conecta con nuestras acciones para fortalecer la cohesión social y generar oportunidades para las mujeres en zonas rurales del Corredor Seco.

Luis Cáceres, desde Perú, país del que es responsable, nos invita a sumergirnos en La Divina Comedia, de Dante Alighieri. Un viaje interior que simboliza también los caminos que recorren las personas que apoyamos, desde el error hasta la esperanza. Nos recuerda que, con humildad y acompañamiento, es posible avanzar hacia una vida más plena.

Fernando Ormaza, coordinador técnico en Ecuador, comparte Entre la ira y la esperanza, de Agustín Cueva. Un análisis del papel de la cultura en Iberoamérica como motor de cambio. Un enfoque que está presente en nuestros proyectos con comunidades indígenas, donde la identidad cultural es parte de la solución.

Nuestra técnica de justificación, María Priscila Macareno, rescata un cuento de Gabriel García Márquez: La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada. Una historia desgarradora sobre la explotación infantil que leyó de niña y que, a través del trabajo de su tía como jueza de menores, entendió como una dolorosa realidad. Su testimonio nos recuerda por qué es tan importante proteger a la infancia y construir entornos seguros donde puedan crecer con oportunidades.

Y, para cerrar, Almudena López, desde el equipo de comunicación, comparte La Biblia, como una brújula personal y ética. Un texto que atraviesa culturas y siglos, y que nos invita a reflexionar sobre la compasión, la justicia y el amor al prójimo.

 

Estas son nuestras lecturas, nuestras voces, nuestras miradas. Libros que, como nuestro trabajo, nos transforman.

¡Feliz Día del Libro!

 

(*) Fuente:

UNESCO

 

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