El empoderamiento económico de las mujeres es clave para el desarrollo sostenible y la reducción de la pobreza en el mundo. Según la ONU, ellas reinvierten gran parte de sus ingresos en sus familias y comunidades, impactando de manera positiva en la educación, la salud y el bienestar de las siguientes generaciones.
En CODESPA, impulsamos el emprendimiento femenino como una herramienta poderosa para su autonomía y el desarrollo a través de nuestros proyectos. Ellas son las auténticas protagonistas del cambio: emprendedoras que desafían obstáculos, sacan adelante a sus familias y se convierten en referentes para sus comunidades y las futuras generaciones.
Mujeres emprendedoras para el cambio
Comprender el contexto en el que viven las personas y las barreras que enfrentan es clave para diseñar soluciones eficaces. La pobreza no es uniforme; cambia según la región, las condiciones económicas y las oportunidades disponibles.
En República Dominicana, aunque estas dificultades persisten, cada vez más mujeres logran formalizar sus negocios y fortalecer sus redes de apoyo. A través de cooperativas y asociaciones, acceden a mercados más amplios, reciben formación y mejoran sus oportunidades de financiación, lo que impulsa su autonomía económica.
En Colombia, la desigualdad ha sido aún más profunda en zonas afectadas por el conflicto, como el Cauca. Para muchas mujeres rurales, emprender es la clave para alcanzar la independencia económica y mejorar sus vidas. María Ana Chapeño, de la asociación ASKEWA, desafió las reticencias de su marido, y hoy sostiene a su familia gracias a la producción de mora. Como ella, muchas otras han encontrado en el cultivo de café, cacao y mora una vía para lograr estabilidad y autonomía dentro de cooperativas y asociaciones.

Crecer juntas
En Angola, acompañamos a agricultoras en la creación de cooperativas, lo que les permite acceder a capacitación técnica, recursos financieros y mejores oportunidades para vender. A través de la agricultura sintrópica, un modelo sostenible sin químicos que diversifica sus cultivos, regenera el suelo y mejora la productividad, estas mujeres no solo incrementan sus ingresos, sino que también fortalecen la seguridad alimentaria en sus comunidades. Además, la asociatividad ha impulsado iniciativas como los bancos comunitarios de semillas y crédito, asegurando el acceso a insumos de calidad y financiación para iniciar o impulsar sus negocios.
En Filipinas, las productoras de algas marinas han transformado sus condiciones de vida gracias a la formación y el acceso a crédito. Antes, dependían de intermediarios que les pagaban precios bajos, pero hoy, organizadas en la cooperativa HISFA-CO, han logrado contratos de venta más justos y estabilidad financiera. Además, han adquirido conocimientos en educación financiera y sostenibilidad, tomando conciencia sobre la importancia del ahorro y de cuidar el medioambiente, especialmente el mar, su principal fuente de sustento.
Opciones y oportunidades para el desarrollo
En Ecuador, las mujeres de comunidades rurales han encontrado en el turismo rural comunitario y los bioemprendimientos una fuente de ingresos que mejora su calidad de vida sin que tengan que abandonar sus tradiciones. Han pasado de desempeñar roles secundarios, como la cocina o la limpieza, a liderar proyectos de ecoturismo, producir artesanías y ofrecer experiencias gastronómicas que ponen en valor los recursos locales. Gracias a la capacitación en gestión y administración, han logrado estructurar negocios viables y competitivos en áreas como la elaboración y venta de alimentos y bebidas, la producción artesanal con materias primas autóctonas y, cada vez más, la prestación de servicios como guías turísticas y promotoras de sus comunidades.
Además, el acceso a educación financiera y a crédito ha sido clave para que muchas de estas mujeres fortalezcan sus emprendimientos y alcancen una mayor estabilidad económica, como veremos a continuación. Solo en 2024, 960 mujeres en varias provincias de Ecuador han adquirido herramientas para gestionar sus ingresos y mejorar la administración de sus negocios; y 174 de ellas han recibido créditos por un total de 520.000 USD (más de 480.000 €).
En Marruecos, la cooperativa VEGETALAND demuestra que la agricultura ecológica no solo es una alternativa sostenible, sino también una oportunidad económica para las mujeres rurales. Touria Bouzidi, miembro de la cooperativa, destaca que su trabajo les ha permitido generar ingresos mientras protegen el medioambiente y promueven el uso sostenible de plantas medicinales y cereales locales. Gracias a su labor, inspiran a otras mujeres a sumarse a la agroecología y a buscar independencia económica a través de la sostenibilidad.

Conocimientos financieros para ser independientes
En Guatemala, la educación financiera y la participación en los grupos EntreTODOS han permitido que muchas mujeres mejoren la gestión de sus recursos y negocios. Se organiza a la comunidad en grupos autogestionados que fomentan la cultura del ahorro, permitiendo que sus miembros accedan a financiación para cubrir necesidades básicas, afrontar imprevistos o invertir en sus pequeños negocios. En la región Ch’orti’, donde la administración del dinero ha sido históricamente un rol masculino, estas iniciativas han brindado a las mujeres mayor independencia económica y poder de decisión.
Gracias a la formación recibida, muchas mujeres han adquirido conocimientos y confianza para gestionar sus ingresos e iniciar sus propios emprendimientos, lo que ha fortalecido su autoestima. Para algunas, la autonomía económica ha sido clave para salir de situaciones de violencia doméstica y construir un futuro más seguro.

En Bolivia, en alianza con ONU Mujeres, trabajamos en la capacitación de más de 1.000 mujeres emprendedoras, asegurando que adquieran habilidades técnicas y de gestión comercial. Además, promovemos la inclusión del enfoque de género en los programas municipales de apoyo al emprendimiento, garantizando que estas acciones generen un impacto duradero en el tiempo. Para lograr un cambio integral, involucramos a la población local, especialmente al sector productivo y a las comunidades aledañas, aplicando metodologías basadas en la corresponsabilidad de cuidados y el reparto equitativo del trabajo doméstico no remunerado.
Hablan ellas
Como mujer, tradicionalmente se espera que nos quedemos en casa y cuidemos de nuestros hijos. Si las mujeres de generaciones anteriores hubieran tenido la oportunidad de trabajar y contribuir económicamente a sus familias y comunidades, tal vez tendríamos una situación económica más sólida, con hombres y mujeres trabajando por igual para llevar comida a la mesa.
Zariefa Juddah vivía centrada en las labores del hogar. Su vida cambió cuando CODESPA puso en marcha el proyecto de algas marinas. Desde entonces, ha participado activamente en la cooperativa HISFA-CO, asistiendo a reuniones semanales y encuentros con otros productores: “CODESPA me ha dado la oportunidad de crecer y demostrar que las mujeres también podemos aportar al desarrollo de nuestra comunidad. Me han confiado un rol de liderazgo y eso ha fortalecido mi confianza. Ahora hablo con más seguridad en público, y los conocimientos que he recibido me han enseñado a no quedarme solo en casa, sino a salir a buscar y mantener los medios de subsistencia, igual que los hombres en nuestra cooperativa.”
En la República Democrática del Congo, Thérèse Kangomi, vive en la comunidad de Batiambomake y es madre de nueve hijos. Dedicada a la agricultura desde los 13 años, su principal cultivo había sido la mandioca, que utilizaba para alimentar a su familia. Sin embargo, hace un año, Thérèse decidió diversificar su actividad agrícola al aprender a cultivar pimientos, gracias a la ayuda de su sobrino, quien le proporcionó semillas y apoyo. A partir de ese momento, los pimientos se convirtieron en una actividad generadora de ingresos.

Los intermediarios tienden a rebajar el precio y me vi obligada a malvender durante muchos meses porque los pimientos son perecederos. Desde que recibo el apoyo de CODESPA, conozco mejor las técnicas de cultivo, desde la siembra hasta la gestión de plagas. Gracias a lo que ahora sé, tengo esperanza de obtener una buena producción en el futuro, negociar y vender mis pimientos a un precio justo.
En Perú, Segundina Huamán Larico, natural de la zona de Ocongate, nos explica cómo el apoyo recibido le ha dado el impulso para emprender y generar ingresos estables. Segundina es presidenta de la Asociación de Artesanas Hilo de Alpaca y ha accedido al Fondo FREES para comprar hilos y fibras para aumentar su producción de prendas artesanales. El Fondo FREES es una iniciativa que facilita el acceso a crédito y asistencia técnica a pequeños productores rurales, ayudándolos a fortalecer sus negocios y mejorar su productividad de manera sostenible.
Vendemos nuestros productos y son de calidad. Eso nos ayuda a tener más ingresos y poder educar a nuestros hijos.
Estas mujeres demuestran, en definitiva, que el emprendimiento femenino no solo genera ingresos para las mujeres, sino que impulsa el desarrollo de sus familias y comunidades. Apoyarlas significa abrir espacios para su autonomía económica, garantizar su acceso a recursos y crear oportunidades equitativas. En CODESPA, seguimos comprometidos con esta causa, impulsando iniciativas que les permitan transformar sus vidas y construir un futuro mejor para todas.
Han colaborado en la redacción de este artículo: Marta Bertane, coordinadora técnica de CODESPA Angola; Dalila El Harras, coordinadora técnica de CODESPA Marruecos; Marina Dipendo, técnica de emprendimiento de CODESPA República Democrática del Congo; Margaret Luz Navarro, representante de CODESPA Filipinas; Miguel Ángel Villarroel, representante de CODESPA Bolivia; Juliana Algarra Gonzalez, líder de proyectos de CODESPA Colombia; María Elena Guaña Tarco, técnica de proyectos de turismo de CODESPA Ecuador; Vanessa Mazariegos, representante de CODESPA Guatemala; Judith Ljubica Jiménez Serrano, coordinadora técnica de CODESPA Perú; Diana Patricia Borrero, representante de CODESPA República Dominicana.
Fuente:
ONU (Organización de las Naciones Unidas)
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