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Empoderando a las mujeres indígenas mediante bioemprendimientos en Bolivia

En la vasta extensión del Bosque Seco Chiquitano, en el corazón de Bolivia, se teje una historia de resiliencia y sabiduría ancestral. 

 

En la “Asociación de Mujeres Productoras de Santa Teresa”, por ejemplo, una de las más antiguas, actualmente existen tres generaciones de mujeres trabajando juntas en los “Productos del Huerto Chiquitano” para sacar adelante a sus familias y a su comunidad con un negocio sostenible.

Es una de las historias de fortaleza de las muchas que habitan la región chiquitana, un mosaico biocultural caracterizado ecológicamente por el Bosque Seco Chiquitano (Bolivia, Brasil y Paraguay), que con más de 20 millones de hectáreas se constituye en el Bosque Seco Tropical más grande del mundo. En Bolivia, alberga 14 municipios del departamento de Santa Cruz (80% del Bosque Seco Chiquitano) con culturas vivas ancestrales, como los pueblos indígenas chiquitanos, guarayos, ayoreos y guaraníes; y con escenarios que han sido declarados Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.

A pesar de su resiliencia, en este territorio las mujeres indígenas chiquitanas enfrentan desafíos únicos y luchan contra la triple vulnerabilidad: ser mujeres, pobres y pertenecer a una comunidad indígena. Su contribución económica es invisible y está infravalorada, mientras que su participación en la toma de decisiones, tanto en el hogar como en la comunidad, es limitada.

El modelo de subsistencia basado en su mayoría en la agricultura de corta y quema no ofrece oportunidades significativas de desarrollo. La deforestación, los incendios forestales y el cambio climático agravan aún más la situación, amenazando la biodiversidad del bosque y la estabilidad de estas comunidades. Sin embargo, la sabiduría ancestral de las mujeres indígenas supone una oportunidad de generar un camino de inclusión laboral para estas comunidades que además preserve la cultura y el medioambiente.

En este contexto, CODESPA desarrolla un proyecto, financiado por la Comunidad Autónoma de Madrid, que tiene como objetivo mejorar las condiciones socioeconómicas de las mujeres indígenas chiquitanas y sus comunidades a través del fortalecimiento de sus bioemprendimientos.

 

Capacitación, alianzas y sensibilización: claves para un crecimiento sostenible

A través del aprovechamiento sostenible de los recursos naturales y la promoción de la igualdad de género, se genera un impacto significativo en la vida de estas mujeres mediante tres factores clave:

  • Producción y transformación: se proporciona capacitación y asistencia técnica para mejorar el proceso de cultivo de los frutos silvestres y su calidad.
  • Acceso al mercado y gestión comercial: se elabora junto a las mujeres una estrategia comercial para sus bioemprendimientos, incluyendo el diseño de marca y la colaboración con empresas para mejorar su acceso al mercado. Además, se capacitan en gestión microempresarial.
  • Incidencia pública: se busca escalar la experiencia de las mujeres chiquitanas a nivel regional y municipal, sensibilizando a líderes y decisores públicos sobre la importancia del aprovechamiento sostenible del Bosque Seco Chiquitano.

Para alcanzar estos logros, ha sido crucial el establecimiento de alianzas con empresas que comparten objetivos económicos, sociales, culturales y ambientales. A través de estas colaboraciones con organizaciones de la sociedad civil, instituciones gubernamentales y otros actores relevantes, se han creado redes para apoyar el desarrollo de los bioemprendimientos de las mujeres chiquitanas.

Estas alianzas no sólo proporcionan acceso a recursos y mercados, sino que también fortalecen la capacidad de incidencia y el apoyo institucional para la sostenibilidad a largo plazo de los bioemprendimientos.

 

Las mujeres, lideresas de los bioemprendimientos y de sus comunidades

En total, se ha contribuido a la mejora de las condiciones socio-económicas de 100 mujeres indígenas chiquitanas y de sus comunidades. Esto ha sido posible gracias al fortalecimiento de varias asociaciones de mujeres que trabajan con la biodiversidad nativa generando un modelo de negocio sostenible y rentable.

Las mujeres emprendedoras de Santa Martha, por ejemplo, se dedican a la venta de almendra chiquitana. Por su parte, Las Candelarias producen y comercializan hortalizas, harina de yuca y panes.  La Asociación de Mujeres emprendedoras de Santa Rosa fabrica un champú natural, biodegradable y no contaminante gracias a la cáscara de los frutos del árbol isotubo. Con su trabajo sacan adelante a su comunidad, en la que viven más de 150 familias.

Ellas son algunas de las mujeres a las que hemos apoyado, lideresas de estos negocios que, gracias a la capacitación y al acceso al mercado, han podido aumentar sus ingresos. Y todo ello beneficiando también al medio ambiente al promover prácticas comerciales justas y educativas y una gestión sostenible de los recursos del bosque seco.

Al proporcionar alternativas económicas viables que no dependen de la deforestación o la explotación no sostenible de los recursos naturales, se reduce la presión sobre el bosque y se fomenta su protección a largo plazo.

 

En resumen, esta iniciativa ha generado toda una serie de impactos positivos tanto a nivel económico como social y ambiental. Además, al empoderar a las mujeres indígenas chiquitanas y fortalecer sus bioemprendimientos, no sólo se está mejorando su calidad de vida, sino también se está protegiendo y promoviendo la rica biodiversidad del Bosque Seco Chiquitano. Un ejemplo más de cómo, apostando por la sostenibilidad, todos ganamos.

 

Este proyecto cuenta con el apoyo de la Comunidad de Madrid.