CADO es una asociación ecuatoriana de pequeños productores de caña de azúcar orgánica y de comercio justo certificado. Hablamos con Carlos Cabrera, su gerente sobre las dificultades a las que se enfrentan los productores y cómo el proyecto, en alianza con CODESPA, está cambiando sus vidas.
- Cuéntanos, qué es CADO, la organización a la que representas.
Es una iniciativa comunitaria que nace en 2003 integrada por familias que cultivan caña de azúcar. La finalidad es que estas familias que viven en situación de pobreza, logren mejorar su nivel de vida a través de un proceso de organización y transferencia de tecnología. Esto les permite mejorar su productividad y alcanzar una calidad y volumen suficiente para poder ser proveedores en el mercado internacional, ya sea de una materia prima o de productos terminados.
- ¿Qué necesidades tienen los campesinos que pertenecen a la asociación CADO?
La situación de estos campesinos es bastante crítica. Ellos cultivan caña de azúcar en las montañas, una zona alejada, produciendo un 50% menos de lo que producen los grandes azucareros. Además, los procesos de transformación son tan artesanales que los costes son muy altos. A esto se une el bajo nivel de escolarización y la situación de pobreza en la que viven las familias, que agrava sus condiciones.
- ¿Cuál es la situación de las mujeres con las que se trabaja en el proyecto?
Cuando nosotros empezamos a trabajar con ellas había una situación de violencia familiar que les impedía avanzar. A través del proyecto, hemos capacitado sobre los derechos de la mujer y hemos logrado que sean las mujeres las líderes de la asociación. Esto ha permitido mejorar su autoestima y empoderarlas. Los hombres trabajan en el campo y ellas son las encargadas de gestionar la asociación y estar pendientes de los procesos de transformación. El 51% de los integrantes de CADO son mujeres.
- Acércanos el proyecto que ha impulsado CODESPA para cambiar esta situación.
Estas familias siempre necesitan una capacitación técnica que les permita mejorar tanto su producción individual como la gestión de la asociación. CODESPA ha acompañado a estas familias mejorando sus capacidades agrícolas, técnicas y comerciales. Las certificaciones de comercio justo y la calidad de los productos evolucionan y las familias tienen que adaptarse a estos cambios para así poder vender sus productos. CODESPA está con ellas en todo ese camino.
- ¿En qué ha cambiado CADO gracias al proyecto? ¿En qué se han traducido estos cambios en la vida de los campesinos?
Antes eran comerciantes individuales. Ahora pertenecen a una organización con una oficina, se reúnen periódicamente, hay comunicación entre sus socios y pueden ofrecer mejores precios de sus productos. Esto les ha permitido mejorar sus condiciones de vida.
- Uno de los objetivos principales del proyecto es lograr que CADO se integre en el mercado y logre vender su producción a empresas nacionales e internaciones ¿Cuáles son las principales barreras que encontráis a la hora de vender el producto?
El primer reto con el que nos encontramos es que necesitábamos tener un número suficiente de familias en la organización para tener un volumen de producción atractivo para clientes que quisieran apostar por comprar un producto comunitario. Si el cliente no tiene la seguridad de que la comunidad vaya a ofrecerle lo que necesita, no invierte en estos proveedores.
En esto se trabajó desde el principio y esto nos ha convertido en el primer productor de alcohol orgánico en el planeta de base comunitaria, vendiéndoles a clientes como Loreal.
- Gracias al proyecto se han facilitado 231 000 dólares en créditos a familias campesinas. ¿Qué supones esto para los productores, qué implicaciones tiene esto en su día a día?
La mayoría de estos créditos están orientados en mejorar sus procesos productivos. Son familias que tienen una pequeña plantación que, por la norma orgánica y de comercio justo, tienen que invertir en tecnología para cumplir las normas de calidad y seguridad.
También les ha ayudado a disponer de capital ya que, desde que ellos envían el producto a la cooperativa, hasta que cobran pasa un margen de tiempo. Este crédito les ayuda a sostener la familia mientras ingresan por sus ventas.
- En tu opinión, ¿Qué tiene que cambiar para que más empresas apuesten por incluir a organizaciones como CADO en su cadena de suministros?
Para que las empresas puedan integrar a CADO tienen que tener un concepto evolucionado sobre cómo invertir en una producción orgánica y sostenible sí puede formar parte de su estrategia comercial.
El miedo de las empresas está en que estos productores no tengan la capacidad de responder a su demanda. Pero tienen que perder ese miedo ya que se está demostrando que asociaciones de productores como CADO están respondiendo a demandas de clientes como The Body Shop o Loreal. Las empresas tienen que apostar por la inclusión de pequeños productores.
- Un gran logro del proyecto ha sido conseguir la certificación orgánica de la producción, ¿qué ha supuesto ese proceso? ¿Por qué es tan importante esa certificación?
Supone un sacrificio bastante duro para las familias. Tienen que usar el machete para cortar la maleza y esto les puede suponer una o dos semanas de trabajo. En cambio, las fincas que utilizan pesticidas simplemente con una bomba y un producto químico hacen la tarea en un día.
Esto supone que el precio de estos productos sea más alto y aquí está el reto. Las empresas que van a comercializar estos productos que usan materia prima orgánica, tienen que enfatizar en el por qué de ese precio más alto. Hay que sensibilizar más, en este sentido, tanto a las empresas como a los consumidores.
- ¿Podrías compartir alguna historia de vida que te haya conmovido?
Una historia que me marcó fue la de una joven de una de las familias más difíciles. CADO pasó por una situación crítica y ella fue la que defendió la importancia de la organización para todas las familias que formaban parte. El incremento de los ingresos de esta familia, lo destinaron a que esta joven fuera a la Universidad. Ella es totalmente consciente de que nunca hubiera podido estudiar en la Universidad si su familia no hubiera formado parte de esta asociación.
Otro ejemplo es una mujer líder, que hoy es la Presidenta de la organización. Ella siempre tuvo grandes aspiraciones pero nunca consiguió que una organización apostara por ella. CADO sí lo hizo y ella convenció a otras mujeres de que el cambio es posible y de que, a pesar de estar rodeadas de condiciones muy difíciles, podían conseguir vender sus productos a grandes clientes.