Bayardo Benítez, Delegado de CODESPA en Guatemala, comparte con nosotros cómo la metodología de nuestro proyecto “EntreTODOS: Grupos de Ahorro y Crédito” está dando grandes resultados. Desde CODESPA acompañamos y enseñamos a pequeños productores a organizarse en torno a pequeñas asociaciones dentro de su propia comunidad. En estos grupos, las personas obtienen educación financiera, seguimiento y formación técnica. Los agricultores y artesanos de la asociación aportan una cantidad de dinero que después utilizan para darse pequeños préstamos entre ellos.
Uno de los elementos clave de nuestro programa de educación financiera EntreTODOS es la labor de las personas que día a día acompañan, en las comunidades más remotas y vulnerables de Guatemala, a nuestros beneficiarios. Explican, muestran, ponen en práctica actividades que explican el valor del ahorro, la utilidad de los microcréditos y la importancia de una buena gestión de sus recursos para promover la inversión productiva. Todos ellos componentes que se proponen con nuestro programa. Esas personas son nuestros monitores comunitarios. Personas originarias de las mismas comunidades que conocen cada rincón y cada caserío, que hablan el idioma local y que CODESPA ha formado y capacitado para que transmitan en las comunidades, con el respeto de la cultura y sensibilidad local, todos los aspectos técnicos del programa.
Nuestros monitores, antes de salir a las comunidades, reciben formación sobre los componentes fundamentales del programa y hasta que no verificamos que la ha interiorizado y que comprende los objetivos que nos proponemos alcanzar, no dejamos de acompañarle. Comprendemos que es la figura clave, es la persona que en cada caserío representa a CODESPA, es la metodología misma y que el éxito de nuestro trabajo está puesto en ellos.
Es en estas personas que nuestros beneficiarios depositan toda la confianza y, a medio y a largo plazo, establecen lazos de amistad y de mutuo cariño. Nuestros monitores son profesionales comprometidos con sus propias comunidades y con los valores que nuestra organización tiene y con los objetivos del proyecto.
Marta Choc es una de esas personas. Sigue a más de 30 grupos hoy en día, y acompaña y forma a más de 450 beneficiarios. Cada día visita uno o dos grupos. Sale de su casa a las seis de la mañana para buscar el transporte público que la lleve cerca de las comunidades. En muchos de los caseríos donde tiene sus grupos, la camioneta pública no llega, por lo que buena parte del trayecto lo hace a pie. A veces sola, otras veces caminando con alguna señora o anciano de la comunidad. Así, como Marta, trabajan todos nuestros monitores. Con austeridad, compromiso y transparencia frente a las comunidades. No son, por lo tanto, técnicos o funcionarios de las ciudades, son personas que conviven con la misma comunidad, y gracias a esa convivencia conocen la mejor manera de adaptar nuestro trabajo a la realidad de cada comunidad sin perder los objetivos y resultados propuestos.
“La alegría es que como monitora en la comunidad soy bien recibida, el entusiasmo, el respeto y la aceptación de los consejos o propuestas de se han dicho a los grupos los han considerado de manera positiva. Personalmente la alegría que me motiva seguir apoyando a los grupos es el momento de la distribución de las utilidades, porque cuando reciben sus ganancias, los gestos, las sonrisas son indescriptibles, se vive un ambiente de fiesta y como grupo se organzan y hacen un pequeño convivio, donde me han tomado como el centro de esa convivencia y al marcharse se van con un saludo fraternal y con la frase ‘Espero verte el próximo mes’, es satisfactorio, saber que el próximo mes esperan la visita de la monitora y que me acepten como parte de la comunidad”. Marta Choc
Marta, a menudo me comenta que al inicio de toda esta “aventura denominada proyecto de Ahorro y Crédito EntreTODOS” los beneficiarios del proyecto estaban en una situación de mucha vulnerabilidad, “con falta de visión a futuro y con falta de oportunidades”. Al principio, cuentan todos los monitores, es muy duro ver la realidad y la pobreza en la que viven nuestros beneficiarios. Pero día a día, cada uno de ellos ha construido resultados trabajando con cada uno de sus grupos, con cada beneficiario, enseñando cómo cada uno de ellos puede ser capaz – con una mejor gestión de sus pocos ingresos – de ahorrar cada mes una cantidad mínima de dinero y enseñando, por otra parte, a ser responsables con ellos mismos y con el grupo a través de una adecuada gestión de los créditos que toman y otorgan.
La labor de nuestro monitor, sin embargo, va más allá de explicar formatos y procesos, enseña también con su propio comportamiento, debe transmitir confianza, respeto, liderazgo, participación activa, igualdad y equidad entre hombres y mujeres, compromiso con las personas, respeto por su tiempo y por la disponibilidad que cada persona nos da. El monitor conoce la metodología de manera tal que la transmite en un modo que la misma se vuelve una herramienta real de vida para las personas. Cuando esto ocurre, nuestros beneficiarios, la guardan y defienden como un recurso propio. La asistencia técnica que damos se concluye en ese momento y es en ese momento en el que los grupos de ahorro y crédito del proyecto se vuelven autónomos.
El monitor trabaja, en otras palabras, para lograr que cada grupo, en un futuro cercano, logre alcanzar la autogestión y su sostenibilidad. Es decir, trabaja arduamente para que esos beneficiarios no le necesiten en el futuro, en cuanto comprenden que tienen una herramienta clave de vida.