El cambio climático afecta a nivel mundial, pero son los países en vías de desarrollo y su población más vulnerable las que sufren las mayores consecuencias con fenómenos meteorológicos extremos, como graves sequías o inundaciones. Estos fenómenos influyen directamente en aspectos básicos de su vida como el acceso a energía, agua potable o a la productividad de sus cosechas, entre otros muchos.

Entre las poblaciones más vulnerables, cuando las inundaciones o sequías diezman sus cosechas afectan directamente a su soberanía alimentaria, es decir en la disponibilidad de alimentos y en los ingresos de la población rural, que se basa mayoritariamente en una agricultura de subsistencia. Esto provoca, que comunidades enteras se vean afectadas por el hambre durante largos periodos.

Filipinas se sitúa entre los países del mundo con mayor índice de riesgo de desastres naturales, donde el 70% de la población se concentra en el medio rural. La calidad de vida de muchos agricultores y sus esperanzas de mejora se ven afectadas por las inclemencias del tiempo y los desastres naturales. El grado de vulnerabilidad de las familias pobres es muy elevado.

Esperanza una población golpeada por el cambio climático

Las inundaciones o los largos periodos de sequía (o de lluvias insuficientes) son los mayores riesgos a los que se enfrenta la población de los distritos en los que trabajamos en el municipio de Esperanza, Filipinas. Más de 60% del total de la población de las áreas en la que trabajamos sufre estos efectos y más de 1.200 hectáreas de arroz, maíz y vegetales se han visto afectados. Aunque también el riesgo a sufrir terremotos, erosión del suelo, infecciones o brotes de dengue son elevados en algunas zonas.

Los grupos más vulnerables a los desastres son los agricultores, las comunidades indígenas, las mujeres y los niños. Estas poblaciones se caracterizan por tener una inadecuada información sobre el cambio climático y las formas efectivas y alternativas para luchar contra los desastres e incluirlo en sus actividades agrícolas. En Filipinas, por lo general, las comunidades más vulnerables carecen de los servicios adecuados lo que aumenta, después de un desastre, el riesgo de propagación de epidemias, problemas de acceso al agua o falta de alimentos, como hemos comentado anteriormente.

Además, hay una serie de impactos socio económicos a los que se enfrentan estas poblaciones ya de por si vulnerables. Hay numerosos desplazamientos de familias a otras zonas huyendo de las inundaciones, así como por las sequias que les impiden vivir en unas condiciones dignas. En situaciones de grandes inundaciones no existen baños alternativos por lo que las defecaciones tienen lugar al aire libre con los problemas sanitarios que eso conlleva. También existen uno efectos psicológicos para la población como ansiedad y miedo, que en muchas ocasiones no se tienen en cuenta.

La formación es importante para aumentar la resiliencia ante los desastres climáticos

Está claro que los desastres naturales son imprevisibles, pero cada vez se dispone de más información para preverlos y poder luchar por la reducción de los riesgos producto de los desastres. Trabajamos en zonas donde los índices de pobreza son del 49%, formando a la población local sobre la necesaria adaptación de sus cultivos al cambio climático y mejorando la gestión de los riesgos de desastres naturales en sus comunidades incluyendo temas como seguridad alimentaria, agua y saneamiento, sistemas de alerta temprana y planes de evacuación.

Desde CODESPA queremos ayudarles a desarrollar negocios inclusivos que no solo les permitan aumentar su resiliencia, también que se conviertan en una fuente de ingresos para mejorar sus condiciones de vida. Es decir, queremos ayudarles a impulsar su desarrollo económico para que sean ‘más fuertes’ ante inundaciones, sequías y aquellas consecuencias del cambio climático, que se tienen que enfrentar de forma constante; y salir de la situación de pobreza en la que se encuentran.