La existencia de barreras culturales, políticas y económicas a las que se enfrentan las mujeres es algo evidente hoy en día. El no valorar las capacidades que tienen las mujeres, hace que su papel, en todos los ámbitos, quede relegado a un segundo plano. En los países en vías de desarrollo esta situación se ve agravada, no teniendo acceso a una educación que les ayude a crear su propio futuro; a la propiedad de las tierras que les permitan tener una mayor seguridad sobres sus cosechas y su trabajo; a un sistema sanitario y medicamentos que salvaría miles de vidas; ni a una inclusión financiera que les permita invertir en sus propios negocios.
1. Acceso a educación
El proceso de escolarización y educación de las mujeres no ha seguido una evolución paralela al de la población masculina. De hecho, de los 796 millones de personas que no saben leer ni escribir, 2/3 son mujeres. Las mujeres quedan relegadas a su función en el hogar, a su papel como esposas y madres, sin tener oportunidades educativas que les permita tener un futuro diferente.
El acceso a educación y formación les daría la posibilidad de reducir las diferencias con los hombres. Si tienen un nivel educativo y formativo inferior, las posibilidades de acceder a un trabajo son escasas, por lo que se perpetúa la situación de pobreza en la que viven.
En algunas culturas africanas, la mujer queda completamente supeditada al hombre. Sus tareas se reducen al hogar y al campo, estando totalmente marginadas. En otros casos, como en India, tener una hija se trata de una carga familiar ya que la familia tiene que ahorrar para pagar la dote para poder casarle. En muchos casos, no escolarizan a sus hijas porque eso supone que las jóvenes trabajen menos horas y necesitan que trabajen para pagar la dote.
Si todas las mujeres terminasen de estudiar secundaria, se reduciría en un 49% la mortalidad infantil, salvando 2,8 millones de vidas.
2. Acceso a la propiedad de la tierra
Las mujeres campesinas generan del 60 al 80% de la producción de alimento en los países en vías de desarrollo. Pero uno de los mayores obstáculos con el que se encuentran es su acceso a la propiedad de la tierra. Esto supone que no pueden aumentar su productividad ni mejorar sus ingresos. Si estas mujeres contaran con la seguridad de la tenencia de sus propios campos, tendrían la posibilidad de usar la tierra de la mejor forma posible, obteniendo mejores cosechas y pudiendo ejercer su derecho en la tierra frente a los invasores. Además, podrían decidir cómo emplear los recursos para alimentar a sus hijos y poder planificar las cosechas más a largo plazo.
La falta de acceso de la mujer a la tierra es algo que también varía según los continentes. En el caso de Asia, el mayor problema al que se enfrentan estas mujeres son las leyes de herencia. Estas leyes privilegian al hombre frente a la mujer ya que en el caso de que la mujer herede una tierra, es su marido el que se encarga de administrarla.
En África, las propiedades están a nombre del hombre y estas tierras son heredadas por hombres. En el caso de que la mujer se quede viuda, tampoco se asegura el derecho de quedarse con la tierra. En América Latina, el marido representa a su mujer en todas las facultades legales.
Dando a las mujeres agricultoras las mismas oportunidades que a los hombres, se podría reducir el número de personas que sufren hambre crónica entre 100 y 150 millones (12%. – 17%).
3. Acceso al sistema sanitario
Cada día, casi 800 mujeres fallecen en todo el mundo por complicaciones en el embarazo y el parto. El 99% de estas muertes ocurre en los países en vías de desarrollo. La tasa de mortalidad materna – la proporción de madres que no sobreviven el parto en comparación con aquellos que lo hacen – en los países en desarrollo es aún catorce veces mayor que en las regiones desarrolladas. Sólo la mitad de las mujeres en los países en desarrollo reciben la cantidad recomendada de atención médica que necesitan. Estos son algunos de los datos que muestran cómo todavía queda mucho por hacer para que las mujeres tengan acceso a un sistema sanitario que les garantice una vida digna.
Si todas las mujeres tuvieran acceso a los cuidados, servicios sanitarios y medicamentos que la Organización Mundial de la Salud recomienda, la mortalidad materna descendería un 67% y la de los recién nacidos disminuiría un 77%.
4. Acceso a finanzas
El acceso a finanzas por parte de las mujeres sigue siendo algo difícil en muchas zonas del planeta. En algunos países, las mujeres tienen que pedir permiso a su padre, a su hermano o a su marido para abrir una cuenta corriente. Así, por ejemplo, mientras en Francia el 97% de las mujeres tiene acceso a una cuenta bancaria; en el Chad menos del 7% de las mujeres tienen una cuenta, frente al 40% de los hombres que sí la tienen.
La falta de acceso a las finanzas es una barrera para salir de la pobreza en la que se encuentran algunas mujeres. Sin ahorro, no pueden planificar y hacer frente a situaciones inesperadas. Además, sin acceso al crédito no pueden invertir en sus cosechas o pequeños negocios para poder conseguir un aumento de ingresos.
Si es la mujer la que lleva los ingresos al hogar, aumenta en 20 veces la probabilidad de supervivencia de sus hijos ya que ellas suelen invertir diez veces más en la alimentación, salud y educación de sus hijos.
Todas estas son barreras a las que la mujer se enfrenta todos los días por un simple hecho, por ser mujer. Barreras que no son únicas. Y eliminarlas es posible, alzando la voz de cada una de estas mujeres y desencadenando todo su potencial; dándoles esa primera oportunidad que se les ha negado. Y esto es lo que hacemos desde CODESPA, ¿te sumas?