Maximilien Kungana parece mucho más joven de lo que es, y al hablar con él sientes que te saca décadas de vida por lo claro que tiene sus objetivos. Max, como a él le gusta que le llamen, nació hace 24 años en la hoy República Democrática del Congo.

Max vive en Kinshasa, la capital, una ciudad con más de 10 millones de habitantes y que en los últimos años no ha parado de crecer demográficamente; no así en infraestructuras básicas, ni en reducción de la pobreza. Por el contrario, presenta unas altas tasas de desempleo, escaso acceso a microcrédito y muchos jóvenes en la calle sin acceso a una educación de calidad, que les ayude a salir de la situación de pobreza en la que viven.

Desde CODESPA iniciamos un proyecto en la República Democrática del Congo en el que incluíamos actividades innovadoras en el país, como la creación y fortalecimiento de microempresas locales en Kinshasa, adaptando las herramientas disponibles a las necesidades que las personas y el país tienen. Y ahí conocimos a Max.

“Para mí, siempre había sido un sueño poder desarrollar un verdadero proyecto basado en el reciclaje biodegradable como el compost”, cuenta Max, que como muchos jóvenes soñaba con emprender. “Los cursos de formación J’entreprends me han permitido tener una visión clara del funcionamiento de una empresa. CODESPA ha reforzado mis capacidades emprendedoras en términos de motivación, determinación, liderazgo y confianza para afrontar este reto”.

Cuando habla, Max nunca pierde la sonrisa. Cuenta todo muy rápido, de la misma forma que está viviendo todos los cambios, que el proyecto le ha ayudado realmente a darse a conocer, lo cual le permitió ampliar su red de contactos e intercambiar experiencias con otros jóvenes que también quieren emprender.

“Sin este apoyo no habría sido capaz de entender todas las dimensiones y la situación actual del emprendimiento, así como las oportunidades y potencialidades para los jóvenes en el ámbito del desarrollo sostenible”, Max.

Educación y acceso a financiación

La formación profesional de jóvenes como Max, así como su acceso al mercado laboral, contribuyen a cubrir las necesidades básicas de las familias (ir a la escuela, compra de material escolar, ropa y alimentos básicos) ya que aumentan sus ingresos y, a la vez, mejoran el tejido económico y social de la ciudad y del país.

Para emprender, como lo ha hecho Max, también es necesario que exista financiación. Desde CODESPA fomentamos el acceso a microcréditos, para que esta formación y aprendizaje, se conviertan en el primer paso para cambiar su presente y futuro.

Participar en sus sueños y logros, formar parte de sus historias y poder contarlas, es algo que queremos seguir impulsando. “Mi meta -sentencia Max- es tener de aquí a 2025 una empresa de reciclaje de desechos, no sólo de compost, que se llamará Récyclé en R.D. del Congo y que será un referente en todo el país”.

Nuestra meta es conseguir que los sueños de todos los jóvenes como Max de RD del Congo puedan también cumplirse, pero necesitamos la ayuda de todos.