Con motivo del Día Mundial del Agua que se celebra mañana día 22 de marzo, realizamos una entrevista a Sonia Conde, Coordinadora de Voluntarios de Canal Isabel II.
En el Día Mundial del Agua, ¿sigue siendo un desafío el suministro de agua potable en algunas partes del mundo?
El agua es un elemento clave para la salud de las personas y cuando sus características no son las adecuadas se pone en peligro tanto la salud como el desarrollo de las sociedades. Agua, saneamiento e higiene son tres factores vinculados entre sí y determinantes de la serie agua/enfermedad/pobreza.
Sin embargo, en el mundo actual son muchas las zonas en que la escasez, la falta de infraestructuras o las carencias hacen que existan graves problemas relacionados con el abastecimiento y el saneamiento.
Millones de personas aún no tienen garantizado su acceso al agua potable, un Derecho Humano, ni a unas medidas de saneamiento adecuadas. Se puede trabajar para paliar estas carencias, generar estructuras que garanticen su acceso y hay tecnología y conocimiento suficiente para determinar cuál es la solución adecuada a cada caso, por ello, considero que quizás el desafío no sea técnico, sino conseguir erradicar esta carencia completamente.
El acceso al agua lo damos por hecho aquí en España y, en cambio, en otros países supone un reto, ¿cómo afecta a sus vidas la falta de acceso a agua potable? ¿Qué implicaciones tiene el no tener acceso a agua potable y saneamiento?
Muchas veces olvidamos que el agua es el principio de todo desarrollo, no sólo como individuos, sino también de las sociedades. Acostumbrados a disponer de agua cada día, a cada hora, no nos damos cuenta que el agua es uno de los pilares básicos para el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza, los derechos humanos, la salud, la generación de energía o la educación.
No contar con acceso al agua limpia multiplica el ciclo de la pobreza, las enfermedades transmitidas por el agua y las desigualdades de género, además, en este caso concreto, los sectores más vulnerables son las mujeres y las niñas ya que ellas experimentan la pobreza de manera diferente a los hombres, puesto que en general son tratadas de forma desigual.
En muchas zonas del planeta, mujeres, niños y niñas dedican hasta 4 horas al día para conseguir agua, tiempo que les impide asistir al colegio, formarse, participar en la comunidad, etc. Y no sólo eso, por ejemplo, el peso que los niños deben cargar al acarrear el agua hasta sus casas perjudica su desarrollo y les provoca problemas de columna, que al final se traducen en lesiones o artritis.
También afecta a la nutrición, beber agua en mal estado conlleva enfermedades diarreicas que agravan problemas de malnutrición en zonas donde la falta de agua impide disponer de una alimentación segura y variada, convirtiéndose en un círculo vicioso que afecta, sobre todo, a los niños. Algo tan fácil de tratar como la diarrea, es la segunda causa de mortalidad infantil en el mundo.
Y la falta de saneamiento agrava este problema, ya que multiplica la transmisión de enfermedades y la contaminación de las fuentes de abastecimiento de agua y de cultivos. Según estudios de la ONU, el acceso a un inodoro puede reducir la diarrea en más de un 30%, y con el lavado de manos hasta en un 40%.
Uno de los objetivos del milenio es reducir a la mitad, para 2015, la proporción de personas sin acceso sostenible al agua potable y a servicios básicos de saneamiento. Todavía hay 2.500 millones de personas que no disponen de acceso a retretes o letrinas. ¿Qué sería necesario para poder conseguir este objetivo?
Hemos comprobado que pequeñas colaboraciones dan grandes resultados. La construcción de las infraestructuras adecuadas, acompañadas de formación y sensibilización en cuanto a su uso y la importancia de consumir agua segura y disponer y utilizar medidas de saneamiento e higiene, provocan cambios radicales en la población.
Ésta sería una de las líneas a seguir, los gobiernos deberían primar un factor tan determinante y necesario como éste frente a otros, es un derecho, pero también es el motor del desarrollo, y eso ya debería ser un incentivo por sí mismo.
La cooperación internacional puede hacer mucho también, llegando a esas zonas más desprotegidas o cuando los recursos sean insuficientes y hagan necesaria su colaboración. En este sentido, el trabajo que realizan las ONGD’s, y los nuevos actores que estamos empezando a formar equipo con ellas, como las empresas y administraciones, tenemos mucho que aportar.
Por último, aquellas sociedades que vivimos con un acceso al agua y saneamiento permanente, deberíamos ser consciente de lo escaso que es este recurso y hacer un uso racional de él, protegiéndolo y garantizándolo para generaciones futuras.
Vosotros que desarrolláis proyectos para facilitar el acceso al agua, ¿cuáles son los principales cambios que veis en una comunidad que ha accedido a agua potable o saneamiento?, ¿cómo reacciona la población?, ¿qué aspectos mejoran en sus vidas?
Las mujeres son las principales usuarias del agua doméstica, las encargadas de su obtención, y las principales víctimas de su mala gestión, por eso, quizá los principales cambios se reflejen en ellas. Tener en cuenta que el agua tiene muchas más implicaciones de las que a simple vista parece, nos permite presentar batalla a la desigualdad.
Hasta el proyecto más pequeño puede traducirse en beneficios tangibles para la mujer: mejor salud, más tiempo disponible para otras actividades, mayor potencial productivo… Y estos resultados pueden servir de base para alcanzar la igualdad en la vida cotidiana. Además, permitir una mayor intervención y mejorar su capacidad de participar en la toma de decisiones y en la gestión de los recursos pueden ampliar las oportunidades de la mujer para contribuir a la transformación de las desigualdades sociales.
También en los niños se perciben cambios tan directos como la disminución en los casos de enfermedades hídricas o en la reducción del absentismo escolar.
Otros cambios más complicados de ver porque requieren más tiempo para asentarse y dar frutos, son el fortalecimiento social de la comunidad y la cohesión, fruto del trabajo conjunto en los proyectos, de las agrupaciones que se forman para velar por la sostenibilidad del proyecto, incluso por la disposición de mayor tiempo por parte de algunos de sus miembros para participar. También porque la mejora de una necesidad tan básica alienta el cambio y las ganas de seguir prosperando en otros aspectos. Hemos podido ver como las actuaciones realizadas, en ocasiones han sido el impulso para cambios en otros ámbitos que la comunidad ha puesto en marcha.
Nosotros somos partícipes de estos cambios a través de las entidades con las que colaboramos, ya que son ellas las que conocen qué y cómo trabajar estos aspectos.
En 2009, Canal Isabel II apoyó un proyecto de CODESPA en Filipinas con el objetivo de garantizar el acceso al agua de 350 familias, ¿nos puede contar lo más destacado del proyecto?
En esta zona, aunque había agua disponible, su distribución no era la adecuada, y muchas familias tenían que recorrer varios kilómetros para poder obtener agua potable. Facilitar su acceso ha mejorado la salud y sanidad de la zona, en la que se daban casos de fiebres tifoideas, diarreas o enfermedades de la piel, e impulsará el principal medio de subsistencia de estas familias, la agricultura, incrementando su productividad y, por lo tanto, su nivel de ingresos.
Durante la ejecución del proyecto se llevó a cabo la construcción de una serie de depósitos y conducciones para suministrar agua desde los manantiales a las zonas pobladas mediante bombas que aprovechan el golpe de ariete para impulsar el agua, sin necesidad de energía eléctrica, facilitando así su uso y su posterior mantenimiento.
Acercando el agua potable, se han disminuido los tiempos de desplazamiento a los lugares donde se recogía, realizaban la colada o se aseaban, mejorando las condiciones de vida de niños y mujeres especialmente, ya que antes debían dedicar importantes periodos de tiempo y esfuerzo a estas labores.
Además, también se ha conseguido abastecer a un centro de salud que atiende principalmente a embarazadas, una escuela de educación secundaria y a un centro de formación de agricultores sobre diversificación de cultivos. Este aspecto es importante por la repercusión que puede tener en el desarrollo económico de la población.
En este centro de formación, la aportación de Canal Voluntarios ha permitido mejorar la dotación de agua potable mediante la instalación de una rum-pump que lleva agua desde un manantial, la construcción de un depósito elevado y la instalación de un sistema de filtración básico que mejora la calidad del agua utilizada tanto para el suministro del centro como en los procesos de producción que actualmente ya están funcionando.